La noche del jueves pasado viajamos en el tiempo y nos plantamos nada menos que en plenos años 60. Llegar allí es muy fácil: solo tienes que subir por Toreno, girar a la derecha en la Calle Asturias y luego la segunda a la izquierda hasta llegar a la esquina de Matemático Pedrayes con Zubillaga: el Corner’s.
Fue la primera vez que me sumergía en su atmósfera rojiza y estoy segura de que no será la última. Si la fachada del Corner’s ya es toda una declaración de intenciones, atravesar la puerta significa caer en otro mundo, muy cercano al universo onírico de Lynch. El pub es una de las grandes obras que el interiorista Chus Quirós dejó en Oviedo, y sin duda merece la pena sentarse en sus taburetes de piel, acariciar las paredes de terciopelo y buscarse en los cristales que lo envuelven todo.
Después de un cierre temporal, el Corner’s permanece hoy abierto frente a viento y marea, con una nueva gerencia que está dándole un nuevo carácter. Así, de vez en cuando, este maravilloso lugar organiza conciertos como el del jueves pasado: Fabes de Mayo. Corner’s y Fabes de Mayo, ¿qué más se puede pedir? Si el primero consiguió trasladarnos a los 60, l@s chic@s de Fabes de Mayo lograron encandilarnos una vez más con su música suave y melódica. Un folk sin vértices que fluye y fluye a través del acordeón, los ukeleles y el contrabajo como si fuera su estado natural. Siempre es un placer escucharles, y hay que decir que los colores del Corner’s les sientan muy bien. Y como no sabemos cuándo podremos volver a disfrutar de estas dos maravillas juntas otra vez, os invitamos a que vayáis al Corner’s a tomar una copa y a que no os perdáis el próximo concierto de Fabes de Mayo.
En el Corner’s se esta bien, tiene una estetica retro agradable pero se pasan con los precios, ayer por tres cervezas y un agua me «clavaron» 14 euros. Con esos precios esta claro que buscan un publico muy determinado.